El síndrome de la médula anclada (TCS), a menudo conocido más simplemente como médula anclada, es una afección resultante de una unión anormal entre la médula espinal y el tejido alrededor de la base de la columna. El resultado es que la médula espinal se mantiene tensa y no puede moverse libremente dentro del canal espinal. Si no se trata, puede causar daño progresivo a la médula espinal y una variedad de problemas neurológicos.
El TCS a menudo se diagnostica durante la niñez, aunque a veces puede pasar desapercibido hasta la edad adulta, dependiendo de la gravedad de los síntomas individuales del paciente. La afección está causalmente relacionada con la malformación de Chiari 1 y, por lo tanto, en ocasiones, los pacientes con malformación de Chiari 1 también pueden tener la médula espinal anclada.
El cordón anclado suele estar presente al nacer y suele ser el resultado del crecimiento inadecuado del tubo neural mientras el bebé aún está en el útero. Está estrechamente asociado con otro defecto congénito común, la espina bífida.
Además, la aparición de la afección puede deberse a una lesión en la médula espinal, especialmente en los casos en que el tejido cicatricial interfiere con el flujo natural del líquido cefalorraquídeo.
Los síntomas del TCS pueden variar de un paciente a otro. Los niños que padecen el síndrome de la médula espinal anclada pueden experimentar problemas que incluyen:**
Los adultos con esta afección también pueden experimentar síntomas similares en el futuro. La gravedad de los síntomas dependerá de la cantidad de tensión ejercida sobre la médula espinal. Los problemas de control de la vejiga a menudo empeoran progresivamente y, como resultado, son más comunes entre los adultos con TCS.
Después de recibir un informe de los síntomas anteriores, los especialistas intentarán confirmar un diagnóstico de síndrome del cordón anclado. Esto generalmente se logra mediante resonancias magnéticas y tomografías computarizadas, entre otras técnicas de imagen.
Tras el diagnóstico, se programará una consulta con el paciente para analizar los distintos métodos de tratamiento disponibles para él.
Para los niños que padecen el síndrome de médula espinal anclada, se recomienda una cirugía temprana para desvincular la médula espinal y prevenir el mayor deterioro neurológico posible. Esto se debe a que la mayoría de los problemas neurológicos causados por el TCS no se pueden revertir.
Entre los pacientes adultos, la cirugía suele ser también el método principal de tratamiento, ya que puede aliviar muchos síntomas y, en algunas circunstancias, restaurar la función. Esto es especialmente importante en pacientes que informan un empeoramiento repentino del dolor y del control de la vejiga. Sin embargo, a los pacientes que han alcanzado la edad adulta, aunque experimenten síntomas mínimos, se les puede recomendar que pospongan la cirugía el mayor tiempo posible.
Los pacientes que sufren de incontinencia como resultado de esta afección pueden ser remitidos a especialistas en urología y/o gastroenterología, mientras que los problemas de movilidad pueden ser tratados por un fisioterapeuta.
Después del tratamiento, la gran mayoría de los pacientes con TCS pueden llevar una vida normal y plena con una mínima interrupción. En muchos casos, la cirugía ayudará a aliviar los síntomas y evitará un mayor deterioro.
Sin embargo, dado que normalmente será imposible revertir un deterioro neurológico grave, la atención se centra en evitar que se produzca dicho deterioro.